Tinta por dentro.


Estábamos en la vía que mas conocíamos de memoria, y la satisfacción fue extraña la ventaja de sabernos muchas cosas del uno al otro, hacia que nos viéramos de re ojo. Seguido a una energía que no daría luz a quien pasara allí, y...¿quien la pide?, las miradas de papel escribían en mayúscula al vernos, ya que teníamos demasiada tinta por dentro. 
Luego de un largo e intenso momento, era mi turno, así que hable y sabia que empezaba a sentirse como yo. Así que conté lo que haría que no durmiera, tan atento de la otra mitad de la cama, escucho y sintió lo que yo ardía dentro...




Una noche de relámpago de secretos, un trueno nos abrazo.

cantar del roldan




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